Esperanza para Honduras
Mi último verano de informes en Honduras me dejó profundamente pesimista sobre las posibilidades de un cambio positivo. El país tiene la tasa de homicidios más alta del mundo. Más del 90% de todos los asesinatos nunca se investigan, y mucho menos son procesados. Siempre he considerado que la solución a nuestro problema de inmigración recae principalmente en abordar las causas fundamentales de la migración, eliminando los motivos que empujan a la gente para abandonar su nación.
A medida que el gobierno de Obama propone triplicar para el 2016 la ayuda externa a la región centroamericana, un
presupuesto que comenzará a ser debatido por el Congreso durante esta semana, he llegado a creer que el dinero del contribuyente, gastado sabiamente, con rendición de cuentas y puntos de referencia, puede ayudar a mejorar significativamente las condiciones por la cuales muchos niños huyen de lugares como Honduras.
En una reciente cena en mi casa en Los Ángeles con un líder de una organización no lucrativa de Honduras, Kurt Ver Beek de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), me ayudó a comprender cómo usted y yo podemos ayudar a transformar Honduras, uno de nuestros vecinos más conflictivos hacia el sur. Con nuestro apoyo, existe un motivo de esperanza para Honduras.
Desde hace 17 años la ASJ ha estado trabajando en Honduras. Todo comenzó en un garaje en Tegucigalpa. Kurt es profesor de Calvin College en Michigan, vive y enseña en la universidad en Honduras, y ayudó a fundar ASJ junto con su esposa Jo Ann Van Engen, Carlos Hernández, y un grupo de hondureños. Hoy en día, ASJ es una organización que cuenta con 80 empleados y un presupuesto de $ 2.200.000, siendo en su mayoría de fondos de Estados Unidos y de gobiernos Europeos, fundaciones, iglesias e individuos.
Durante la cena, Kurt expuso lo que se tiene que hacer. En esencia, Honduras debe fortalecer y limpiar las principales instituciones gubernamentales, ya que están increíblemente débiles y sin fondos suficientes para que puedan funcionar de manera efectiva. El objetivo es disminuir la corrupción, la impunidad, la inseguridad y la violencia, y aumentar el buen gobierno y las oportunidades económicas en Honduras. Siendo este el apoyo que EE.UU. brindó a Colombia, para un cierto éxito.
ASJ ya ha comenzado este trabajo.
Hace cinco años, ASJ comenzó la lucha contra el sistema educativo corrupto e inepto existente en Honduras. El país estaba invirtiendo más en educación como porcentaje del producto interno bruto que cualquier otro país de América Latina, pero tuvo el peor desempeño en el hemisferio. Los niños simplemente no estaban aprendiendo. ¿Por qué? El corrupto sindicato de maestros hondureños había acordado votar por el candidato presidencial Carlos Flores, si él estaba de acuerdo en triplicar sus salarios. El ganó, y los salarios se dispararon hasta el 75% de todo el presupuesto de educación de Honduras. Muchos maestros consiguieron trabajo a través de medios corruptos, teniendo relaciones sexuales con la persona adecuada o pagando sobornos, pasaron la mitad del año en huelga en vez de en el aula, y uno de cada cuatro profesores o bien nunca se presentaba para enseñar o iban a escuelas distintas de las que eran asignados, pero no obstante cobrado sus cheques del gobierno.
Todo esto significa que, de 2000 a 2010, Honduras promedió 125 días de clase por año en lugar de la obligación legal de 200. Uno de cada cuatro profesores (¡unos 15.000 profesores!) nunca se presentó a su lugar de trabajo asignado. Además no es de extrañarse que los resultados de las pruebas eran terribles. ASJ estableció una coalición llamada “Transformemos Honduras” y trabajó con el Ministerio de Educación para producir el cambio. Trayendo de esa forma transparencia al proceso de contratación de docentes.
El enfoque produjo resultados dramáticos. Los maestros han trabajado más de los 200 días clase establecidos durante dos años consecutivos. Hoy en día, menos del 1% de los maestros pagados están ausentes de sus aulas. En diciembre, las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) anunció que los estudiantes de tercer grado de Honduras habían mejorado desde el lugar No. 15 entre los países latinoamericanos en lectura y matemáticas en 2010, al 10º lugar en 2013, siendo este un cambio sin precedentes en tan corto tiempo. Los resultados de los exámenes se incrementaron en un 20% en matemáticas y 18% en español, de acuerdo con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. El ministro de Educación ha sido invitado a visitar Colombia y Brasil, para compartir cómo lo logró.
De igual forma, ASJ abordó la corrupción en las compras públicas de medicamentos. El gobierno de Honduras gasta aproximadamente unos $40 millones al año en productos farmacéuticos. Una investigación elaborada por ASJ encontró que casi un tercio de ese dinero iba a despidos y sobornos, y muchos de los medicamentos que se compraban eran fraudes o tan deficientes que no eran mejores que un placebo. ASJ expuso la corrupción y ayudó en la fiscalía de empresas y de los funcionarios públicos involucrados. También participó en crear un sistema para el cual una organización de las Naciones Unidas supervisa las compras farmacéuticas gubernamentales. Desde que se redujeron los sobornos, la ONU puede comprar con el mismo presupuesto un 40% más de medicamentos.
La violencia en Honduras es un problema mucho más complicado, pero también se ha visto un cambio positivo. Por supuesto, se pudiera hacer mucho en los Estados Unidos para reducir la violencia en Honduras. Nosotros utilizamos más drogas ilegales que cualquier otra nación en el mundo. Nuestra insaciable demanda de cocaína y otras drogas es lo que impulsa a los cárteles a la batalla por el territorio para que puedan obtener su suministro de Colombia y Venezuela hasta nuestras fronteras.
Los carteles siempre han utilizado aviones para obtener drogas desde América Latina hasta los Estados Unidos. En los últimos años, los EE.UU. ha gastado $8 mil millones para interrumpir el flujo de drogas hasta el corredor del Caribe. En un inicio alrededor del 2007, los cárteles del narcotráfico respondieron por medio de un re-enrutamiento de vuelos de cocaína. En el 2012, cuatro de cada cinco aviones llenos de cocaína con dirección hacia los Estados Unidos aterrizaban en Honduras; y las drogas se iban por tierra el resto del camino.
El Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien asumió el cargo en enero de 2014 con sólo 37% de los votos, quería aumentar su popularidad por lo que compró tres sistemas de satélites israelíes y amenazó con las Fuerza Aérea de Honduras en derribar aviones no identificados sospechosos de transportar drogas. Los pilotos colombianos aumentaron las tarifas de $500,000 a $100,000 por vuelo. Con la ayuda de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos, el Presidente Hernández comenzó a arrestar y procesar selectivamente a los responsables de algunas de las familias más poderosas del narcotráfico en Honduras, las que colaboraban con los cárteles mexicanos para mover drogas hacia el norte.
El número de vuelos de drogas que aterrizaban en Honduras se redujo de 20 o 30 al mes para 2 o 3 al mes. El flujo de drogas ha comenzado a restituirse en el Caribe.
Como resultado, los homicidios en Honduras se han reducido en un 23%, desde 86 por cada 100.000 habitantes en 2012 a 66 por cada 100.000 habitantes en 2014, según al Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
ASJ ha ayudado en disminuir la violencia por medio del pilotaje de programas de Paz y Justicia que mantienen las personas responsables de los asesinatos. Desde 2005, ASJ ha contratado ex policías y abogados no corruptos que conocen los fiscales no corruptos para ayudar a investigar y procesar los casos de homicidio. En un barrio en Tegucigalpa, se han trabajado 163 casos. La mitad de los casos han concluido, y el 95% de estos han tenido un veredicto de culpabilidad. El programa ha mantenido a los testigos protegidos, lo que ha inspirado a más testigos en dar un paso adelante, reduciendo la cultura de la impunidad. ASJ ha hecho lo mismo en otros cuatro barrios. Mientras que el 4% de los homicidios en todo el país se resuelven, la tasa en ese barrio es del 52%. Los asesinos han captado el mensaje: ese barrio, una comunidad de 30.000 personas, tuvo 42 homicidios en 2005. El año pasado tuvo 11 homicidios.
La violencia ha disminuido, pero hay mucho más trabajo por hacer. La verdadera prueba para el nuevo Presidente es: ¿Estará dispuesto a ir más allá, para limpiar el poder judicial, la oficina del fiscal general, y la policía? ¿Tratara realmente el Presidente cerrar las operaciones del narcotráfico y las maras como MS13 y la calle 18, o va a parar en unos arrestos de alto perfil? ¿Estará simplemente tratando de hacerles llegar el mensaje de que el negocio de las drogas puede continuar como de costumbre, siempre y cuando los narcotraficantes dejen de matar a tanta gente y que lo hacen lucir mal? ¿O es que quieren una reforma a gran escala? Y, ¿trabajara en la redistribución de la riqueza y el crecimiento del empleo y oportunidades económicas (seis de cada diez hondureños vive por debajo del umbral de la pobreza) para que las personas desesperadas en sobrevivir tengan menos probabilidades de caer en la delincuencia?
Kurt considera que Honduras tiene que empezar a cobrar los impuestos a las personas, especialmente a las grandes empresas que a menudo evaden impuestos en su totalidad, y utilizar esos ingresos para financiar los cambios significativos en la aplicación de la ley y en los sistemas de justicia como lo hizo Colombia. Una de las razones por las cuales son pocos los homicidios que resultan en una condena es porque simplemente no hay suficientes policías. Por ejemplo, San Pedro Sula, la ciudad con la tasa de homicidios más alta del mundo, con 28 homicidios por semana, pero sólo tiene 22 investigadores de homicidios. Así mismo, Honduras tiene que pagarle a la policía lo suficiente para que no se vean tentados en recibir sobornos. Para reducir aún más la corrupción, dice Kurt, que Honduras debe hacer evaluaciones de polígrafo, drogas, y de activos en cada persona que trabaje en la policía y en el sistema judicial. Debe gastar dinero en organismos de control para realizar un seguimiento de cómo se utilizan los fondos de Estados Unidos, y atar la financiación futura de resultados tangibles.
Pero es un comienzo prometedor, y demuestra que el cambio es posible en uno de los lugares más violentos y corruptos del mundo.
Y es aún más prometedor: A diferencia de la previa ayuda exterior estadounidense, esta vez el gobierno de Obama quiere que el 80% de la nueva ayuda este dirigida a instituciones cívicas y de desarrollo económico, y no sólo para financiar al ejército y a la policía en Honduras, según un análisis realizado por la Oficina de Washington en América Latina.